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miércoles, 9 de julio de 2014

Retorno...

Sí, volví...

Muchos de ustedes, quienes en algún momento fueron asiduos lectores de las estupideces que me daba por escribir, habían solicitado este regreso. Otros tantos ni siquiera conocen la existencia de este blog. A aquellos mi agradecimiento por estar pendientes y querer más; a estos, bienvenidos a mi "centro de desahogo" personal. Espero que sea de su agrado, y si no lo es, la verdad, no me importa un carajo.

¡SORPRESA!

Quienes recuerdan lo que antaño escribía, no se extrañarán por la crudeza, por llamarlo de alguna forma, con que aquí me expreso -como hago siempre en cualquier ámbito-. Por tanto es menester advertir a los de reciente llegada que en algún momento puede parecerles demasiado franco.  Pero ¿qué les puedo decir? así soy yo.

Les explico un poco: Hace algún tiempo -mucho tiempo- lo que aquí se escribía era un desahogo muy personal acerca de ciertos temas cotidianos, podríamos decir que era un blog político (no politiquero) entendiendo que la política -más no el partidismo- abarca absolutamente todos los aspectos de nuestra vida y se basa, en buena parte, en la crítica de lo común, de lo diario. Luego, por razones que no vienen al caso, decidí borrar absolutamente todo lo que había escrito que, debo decir, era bastante. Tuve una época bastante prolífica y, ¿por qué no?, bastante apreciada. Lo que siguió a esa caída y mesa limpia literaria es lo que encontrarán ahora, si revisan los archivos.

Para algunos puede que sean letras lastimeras, pesimistas, obsesas y hasta incoherentes. Les otorgo total razón. Pero ahí se quedaron, y se quedarán. Porque simplemente, y ya lo he dicho antes, lo que un escritor -inmensa osadía la mía incluirme en ese gremio- plasma, no es más que un reflejo de lo que guarda dentro de sí. Un resquicio de lo que algunas vez se vivió, se sintió, se fue. Borrarlas sería, entonces, irrespetar una época de mi vida que dejó muchas experiencias, que buenas o no, siguen siendo experiencias. Están de igual forma en todo su derecho de leer, criticar, identificarse, burlarse o aplaudir, si ese fuere el caso.

Por eso les doy la bienvenida, una vez más, a este pedazo de mi vida.

Sólo les advierto algo: me gusta hablar con lógica, y la lógica tiende a herir a la gente. No mido las palabras que uso, soy grosero, retrechero y amargado. A muchos le arderá leer lo que escribo, y eso me gusta.

De aquí en adelante vuelve aquel Leo, el que muchos querían leer.

Sin nada más que decir, quedo de ustedes, queridos -y no tanto- lectores.

Que les aproveche.

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