.

.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Despedida

- ¿Y ahora?
- ¿qué cosa?
- ¿qué hago?
- ¿con qué?
- ¿eres imbécil? ¡con esto! Con... con nosotros...
- Seguir adelante, supongo.
- Adelante...
- Sí...
- Te extraño.
- Ya no tengo nada que hacer aquí, lo sabes.
- Eso no significa que no te extrañe.
- ¿Qué quieres de mi?
- No sé. Que te quedes. Aunque a veces desearía no haberte conocido.
- No me puedo quedar, sólo fui una circunstancia.
- ¿Qué hay adelante?
- La vida.
- No me interesa vivirla, no ahora. No sin ti.
- No vas a morir sin mi, eso lo sabes. Es un razonamiento estúpido.
- No moriré, es verdad, pero no viviré igual. Desde que te conocí mi vida cambió, todo fue distinto, todo fue perfecto...
- Te aferraste a mi, y ese fue tu error, nunca debiste aferrarte.
- ¡¿POR QUÉ, MALDITA SEA?! ¡¿QUÉ TENÍA DE MALO AFERRARME A TI?! ¡¿QUÉ TENÍA DE MALO AFERRARME A ALGO POR PRIMERA VEZ EN MI VIDA?!
- No grites, no ganas nada con eso. Nunca fui real, eso es todo.
- Y todo lo que sentí ¿dónde quedó? Todo esto que despertaste en mi, todo lo que fui con tu llegada ¿todo me lo inventé?
- Lamento decirte que así parece.
- No puedo creerlo.
- Es mejor que lo hagas.
- ¿A dónde irás?
- Al mismo sitio en el que estaba antes de aparecer en tu vida.
- No te entiendo ¿dónde es eso?
- Tu imaginación.
- ¿Volverás?
- No...
- ¿Puedo llorar?
- No, no me hagas llorar.
- No puedo evitarlo.
- Llorando no me retendrás, llorando no ganarás nada. Y sabes que al llorar, lloraré yo también.
- ¿Por qué?
- Porque aún estamos unidos.
- Tienes razón. Lo mejor es que te vayas de una vez. No quiero saber más de ti, renuncio a ti. Vuelve a ese sitio de donde nunca debiste haber salido. Vuelve al encierro del que nunca debí dejarte salir.
- Lamento que estés pasando por todo esto. Pero no nos culpes, por favor.
- ¡¿Y de quién carajo es la culpa?! Mía por inventarte y tuya por salir y llenarme la cabeza con tan ta mierda. Pero ya basta.
- ¿Qué haces? ¿Qué estás haciendo?
- Terminar con esto.
- ¡Deja eso donde estaba!
- ¡No voy a dejar que te vayas! ¿Estás entendiendo?
- ¡Me estás asustando!
- No tienes nada de qué asustarte. Tú mismo lo has dicho; no eres real.
- ¡ESO NO TE DA DERECHO!
- Tengo todo el derecho del mundo, en sólo un momento tú y yo seremos pasado. En sólo un momento dejaremos de ser dos caras de un mismo ser. Adiós, hombre del espejo. Gracias por todo.
- ¡NO HALES ESE GATI....!

No hay comentarios: